El café, ese ritual diario que nos despierta y acompaña en cada conversación, se ha convertido en un claro reflejo de gasto cotidiano aparentemente pequeño que puede influir de manera decisiva en nuestra economía familiar.
Lejos de ser un lujo inalcanzable, el aumento de su precio pone en evidencia la fuerza de la inflación y la necesidad de adoptar estrategias de ahorro.
En España, el precio del café ha experimentado un incremento acumulado del 136% en los últimos cuatro años. Si en 2021 un paquete de 250 gramos de café molido costaba 1,22 €, hoy ronda los 2,86 €.
Solo en el último año, la OCU ha registrado un alza del 54% en el café molido, mientras que el IPC específico del sector creció un 7,2% en 2024.
Otras variedades no se han quedado atrás: el Nescafé descafeinado soluble subió un 27,7% y las cápsulas Dolce Gusto Espresso Intenso se encarecieron un 16,7%.
A nivel internacional, los futuros del arábica pasaron de cotizarse en 150 $ por contrato en 2021 a superar los 400 $ en 2025. En febrero de 2025 alcanzaron máximos de 430 centavos de dólar por libra, mientras que a finales de año se estabilizaron cerca de 372 centavos, equiparable a 0,45 €.
Detrás de esta subida, convergen varios factores:
El café ilustra a la perfección el llamado “efecto pluma y cohete”: los precios suben con gran rapidez, como un cohete, pero caen muy lentamente, como una pluma.
Las reducciones en los mercados internacionales apenas repercuten en el consumidor final, que sigue pagando precios elevados incluso cuando las cotizaciones retroceden.
A pesar de la carestía, el consumo nacional creció un 3,7% en 2024. Los españoles toman 67 millones de tazas de café al día: 44,7 millones en el hogar y 22,5 millones en bares y cafeterías.
Esto equivale a 4,22 kg de café por persona al año, o 562 tazas por habitante, con una media diaria de 1,5 tazas.
Además, España importa 14 millones de sacos de 60 kg anuales, un 5% más que el curso anterior, lo que demuestra que el consumo no cede pese a la inflación.
El lugar y el método de preparación marcan la diferencia:
Estos importes no incluyen gastos adicionales como leche, azúcar, electricidad o mantenimiento de la cafetera.
En una cafetería profesional, la máquina puede suponer 2.822 €/año en mantenimiento y recambios (calculado para 100 cafés diarios), lo que añade 0,08 € por taza solo en costes de equipo.
El precio de venta al público en bares y establecimientos varía entre 1,20 € y 2,50 € por taza, dependiendo de la ubicación y estrategia comercial.
Un café diario en la calle a 2 € cuesta 60 € al mes. Preparándolo en casa, el gasto se reduce a apenas 3 €–6 € mensuales, lo que muestra ahorro real de tres cifras a final de año.
En oficinas y empresas, optar por café de máquina o negociaciones con proveedores puede traducirse en un recorte sustancial del presupuesto corporativo.
El aumento general del costo del café presiona los márgenes de la hostelería, obligando a revisar precios, menús y ofertas.
España no es un caso aislado: Europa y América sufren incrementos similares, lo que genera márgenes cada vez más ajustados en el sector.
La calidad también influye: muchos consumidores enfrentan la disyuntiva entre el café de especialidad y el de batalla, priorizando precio en momentos de incertidumbre.
El café, más que una simple bebida, se ha convertido en un barómetro del coste de la vida. Cada taza encierra historias de cosechas afectadas, costes logísticos y decisiones financieras.
Adoptar hábitos de consumo inteligente y valorar disfrutar del café sin sacrificar tu bolsillo puede marcar la diferencia en nuestra economía diaria.
Al final, son estos pequeños gastos los que, sumados, determinan nuestro bienestar y nuestra capacidad de ahorro.
Referencias