En un mundo que demanda cambios profundos, las finanzas con propósito se alzan como la vía para combinar rentabilidad económica con objetivos sociales y ambientales.
Las finanzas con propósito se definen como prácticas financieras que generan impacto social al mismo tiempo que preservan la viabilidad económica. Este enfoque se articula en torno a la Economía de Impacto, que integra teorías clásicas de Adam Smith con aportes contemporáneos como la teoría del valor de Mariana Mazzucato.
La sostenibilidad y la responsabilidad social han dejado de ser accesorios para convertirse en elementos centrales de la estrategia corporativa. La Agenda 2030 y los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) han consolidado el papel de las empresas como motores del cambio global.
Para canalizar capital hacia iniciativas con propósito, surgen diversos vehículos que equilibran riesgo, retorno e impacto social:
Medir el impacto es tan importante como obtener rendimientos. Para ello, las empresas incorporan criterios ESG (Environmental, Social, Governance) que evalúan su desempeño integral.
Una empresa con propósito sólido integra su misión social en cada área funcional. Debe existir un equilibrio coherente entre la generación de valor y la sostenibilidad de la operación.
Este modelo de negocio evita el error de sacrificar la rentabilidad o ignorar el impacto, logrando un crecimiento que construye legado y asegura relevancia a largo plazo.
En Argentina, Sumatoria demuestra diversificar ingresos y habilitar nuevas formas de financiamiento para actores excluidos del sistema tradicional. Su fondo de impacto sirve de referencia para ecosistemas emergentes.
Empresas como Genneia, Plaza Logística, MSU Green Energy y 360 Energy Solar han captado inversores a través de bonos verdes y sostenibles, evidenciando la viabilidad de proyectos con visión de largo plazo.
El Plan Estratégico 2024–2026 de MAPFRE combina objetivos de crecimiento rentable y compromiso social, con metas de neutralidad de carbono en 15 países y un 95% de inversiones calificadas bajo ESG.
La banca ética y los laboratorios tecnológicos, como el Laboratorio Bloomberg, permiten simular inversiones responsables y generar innovación en servicios y tecnologías inclusivas.
La inteligencia artificial y las plataformas digitales facilitan la democratización de servicios sociales, ampliando la capacidad de las empresas para transformar sectores clave y atraer capital con propósito.
Las finanzas con propósito constituyen una estrategia transformadora que capitaliza la combinación de impacto social y medioambiental positivo con rentabilidad sostenible. Al adoptar estos modelos, las organizaciones no solo asegurán su viabilidad a largo plazo, sino que contribuyen a un futuro más justo y próspero para todos.
Referencias